¿Cómo manejar el sonido de nuestra voz?

En la comunicación humana, podemos decir “Estamos en una situación especial”, de tal modo que esa oración signifique “Estamos fritos”, o bien: “Nunca estuvimos mejor”. Todo está en cómo manejamos nuestra voz.

Si decimos directamente, por ejemplo, “Estamos liquidados”, creemos que provocaremos pánico en nuestro auditorio. Entonces, decidimos no decirlo, sino sugerirlo. Diremos, por ejemplo, “Estamos en una situación especial”. Esta oración significa lo que significan las palabras que la componen (por ejemplo, “especial” = “fuera de lo común”) y las reglas gramaticales que les agregan significado (“Esta-mos” significa que se trata de varias personas y que la que habla es una de ellas; “en” significa que la situación las condiciona a todas; etcétera). Ese significado, directo y sin relación con la situación interpersonal, se llama significado denotativo.
Pero si nuestras palabras tienen sólo su significado denotativo, ¿qué estrategia usamos para que nuestros receptores se vayan dando cuenta, al escuchar “Estamos en una situación especial”, que esa situación no es buena sino pésima?
Tenemos que operar al mismo tiempo con otro lenguaje. Podrían ser los gestos (un pulgar hacia abajo, por ejemplo); en ese caso, nuestra voz diría el significado denotativo “Estamos en una situación especial”, y nuestra bajada de pulgar explicaría que la “situación especial” es una situación desfavorable para nosotros. Este segundo significado, indirecto, se denomina connotativo, porque acompaña y modifica al significado denotativo, directo.
Los gestos ¿son nuestro único lenguaje connotativo? ¿Qué hacer si los oyentes no nos están viendo? ¿o si estuviera prohibido gesticular?
Una solución a la que podemos echar mano es la manipulación del sonido de nuestra voz.
Existen posibilidades extremas, quizá burdas. El emisor puede decir “El partido terminó” fingiendo que llora y que los sollozos alteran su voz. El significado denotativo está claro: “El partido terminó”; pero la interferencia llorosa transmite el significado connotativo: “Perdimos”. El partido es el referente de nuestro mensaje. El significado denotativo rescata un dato de ese referente: que terminó; el connotativo rescata otro: el resultado.
Pero existen más recursos en la técnica oratoria, no tan melodramáticos.
Uno de ellos es el uso de pausas, que dividan auditivamente el contenido de la oración. “Estamos | en una situación especial” tiene un significado connotativo optimista acerca de la situación; “Estamos en una | situación especial” o “Estamos en una situación | especial” introducen la ambigüedad y la inquietud; el significado connotativo sería “temo tener que decirles algo, posiblemente desagradable, acerca de la situación”. Otro ejemplo: “Este año | vamos a construir el hospital si podemos” dice a nivel connotativo “Estamos deseosos y decididos a construirlo”. Pero “Este año vamos a construir el hospital | si podemos” transmite “No estamos seguros de poder hacerlo”.
Juguemos ahora con el volumen: ¿Cuál es la diferencia entre “El presupuesto no alcanza para las dos escuelas” y “El presupuesto no alcanza para las dos escuelas”. En el primer caso connotamos “Queremos presupuesto para las dos”; en el segundo, “Con una sola estaríamos conformes”. Hemos empleado aquí un segundo recurso: variar el ritmo (en este caso, un ritmo de dos acentos) que dé, en cada caso, mayor intensidad a diferentes sílabas de la oración.
Por fin: podemos trabajar, inclusive, con la melodía de lo que decimos. “Estamos/ en una situación/ especial/ ”, con melodía progresivamente ascendente en cada fragmento, connota entusiasmo. “Estamos en una\ situación\ especial\ ”, con melodía sucesivamente descendente, connota, al revés, que la situación nos preocupa.
¡Qué experiencia interesante grabar nuestro texto antes de decirlo, y trabajar el uso de nuestra voz! Eso sí: con paciencia, sin enojarnos con nosotros mismos, sin exigirnos en exceso.

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